Una vida cuesta arriba

Aprovechando que tenemos que dedicar una entrada del blog a una "discapacidad" de nuestra elección, quiero aprovechar la ocasión para hablar del Trastorno de Ansiedad Generalizada. No porque me afecte a mí directamente, sino porque tengo a alguien crecano que lo ha sufrido y, aún hoy en día, le cuesta mantenerlo bajo control.

Pero antes de nada, definamos el marco en que nos movemos. Discapacidades hay de varios tipos, pero todas tienen en común el ser circunstancias que dificultan considerablemente el acceso a la participación social de aquellos que las sufren. Y, dentro de esta vaga definición, podemos imaginarnos que la lista no es pequeña.

Sin embargo, es mucho más habitual pensar en sillas de ruedas y bastones de ciego al hablar de discapacidades. Y precisamente por esto he decidido enfocarme en una discapacidad que a veces no se percibe como tal.

Así pues, ¿qué es el Trastorno de Ansiedad Generalizada?

En principio, se caracteriza por la presencia de una ansiedad y preocupación excesiva, que se produce durante más días de los que ha estado ausente durante un mínimo de seis meses, en relación con diversos sucesos o actividades (como en la actividad laboral o escolar), durante los cuales, al individuo le cuesta controlar esta preocupación.

Se le suelen asociar los siguientes síntomas (aunque no tienen que darse todos ellos para que le sea diagnosticado):

  1. Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.
  2. Fácilmente fatigado.
  3. Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco.
  4. Irritabilidad. 
  5. Tensión muscular.
  6. Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o sueño inquieto e insatisfactorio).

Esta ansiedad y sus síntomas terminan causando un malestar clinicamente significativo que termina por afectar a los ambitos social, laboral, etc., lo que, como os podreis imaginar, dificulta en muchos aspectos la vida de aquellos que lo padecen.

Las soluciones, sin embargo, existen. Desde medicamentos hasta terapia, el Trastorno de Ansiedad Generalizada puede ser trabajado y puesto bajo control. De hecho, en el caso concreto que yo conozco, sé que la persona afectada está haciendo un enorme esfuerzo para dejar de depender de medicamentos y aprender a controlarlo por su cuenta.

Con esto espero haber abierto un poco los ojos a realidades con las que convivimos pero que, a menudo, ni siquiera percibimos.

Vivimos en una época en que se está haciendo un tremendo esfuerzo por eliminar el tabú de las enfermedades mentales y discapacidades psíquicas, pero aún queda trabajo por hacer.

Seamos cautos, pero no minusvaloremos los sentimientos de las personas y su propia percepción de la realidad. A veces, lo que muchos tildan de tontería puede ser un trastorno que un profesional nunca llegará a diagnosticar porque la presión social lleva al que lo padece a pensar que, en efecto, lo suyo no es más que "cosas suyas"...

Comentarios

  1. Me alegra ver que has dedicado una entrada a este tema. Yo también tengo a alguien cercano al que le afecta este trastorno y me alegra ver un post dedicado a este tema porque así más gente puede saber sobre lo que es en realidad.

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