Nadie dijo que fuese fácil...
El proceso educativo es, en gran medida, trabajo en equipo.
Esta frase, que a priori puede parecer algo fuera de lugar o demasiado rebuscada, es la conclusión a la que he llegado despues de ver el documental "Pulso al Fracaso" y reflexionar un poco sobre los deberes del docente. Más concretamente, siguiendo la repartición aleatoria de temas hecha en clase, sobre el artículo 91.1.k. O, en otras palabras, la participación en los planes de evaluación determinadas por las administraciones educativas o los porpios centros. Y es que, tanto en la LOE como en la LOMLOE, este viene listado como uno de los deberes del docente.
Puede parecer una minucia y estoy seguro de que todos hemos tenido a ese profesor —o profesores— que iba a su bola, pero despues de ver ese documental, me doy cuenta de lo crucial que es la colaboración y organización entre docentes. Y es que, como construir un castillo de naipes, un sólo elemento dislocado tiene la capacida de destruir todo el trabajo y el esfuerzo de los demás han invertido.
Un pequeño fallo individual puede dar fin a una buena estrategia colectiva.
Y en muchos casos, ni siquiera se tiene por qué tratar de algo tan específico como la participación en los planes de evaluación, que en último término, sí, son la clave. A veces basta con una aproximación distinta a los alumnos. Una actitud diferente o un tratamiento desafortunado.
En la escuela de "Pulso al Fracaso" todo se ve mejor, pero precisamente por lo desesperada que se percibe la situación. Esos alumnos están literalmente en su última oportunidad. No hay más balas en la recámara y de esos profesores depende el resultado final. Cada acción, palabra y, por supuesto, estrategia evaluativa, está pensada con la finalidad de, precisamente, superar aquello que los ha llevado a fracasar. Y para que eso funcione se necesita que el sistema funcione como una máquina bien engrasada.
Lo más inpirador fue ver precisamente como en la escuela Tomillo, en la que se llevaba a cabo el documental, se lograba que algunos estudiantes, que en escuelas tradicionales sin duda se darían por perdidos, eran sacados adelante. No era fácil, pero podías ver en ellos ese ansia por mejorar, por sentirse útiles y, precisamente, encontrar su lugar en el mundo.
Y creo que, en último término, esa es una de las lecciones más importantes que puede recibir un futuro profesor. No des a nadie por perdido y, siempre que puedas, trabaja con tus compañeros y tu centro. Puede que cueste más, pero el resultado siempre merecerá la pena.
Muchas gracias por leerme.
Hola Dani. Como futuro docente ¿qué harías para intentar mejorar la experiencia de estos chicos?
ResponderEliminarHonestamente, no creo tener la capacidad de hablar con autoridad porque son casos muy... especiales y realmente duros. Creo que lo mejor que podemos hacer es aprender de los profesionales como los del documental de Pulso al Fracaso.
Eliminar